jueves, 3 de marzo de 2011

Una llamada (p.1)

18:37h

Una llamada. Abre la puerta de la ducha, se pone el albornoz y va directa al teléfono. Estaba a punto de cogerlo cuando ha dejado de sonar.
Vuelve al baño, cierra la puerta, se mira en el espejo y sonríe. Tira la cabeza hacia adelante y envuelve su melena castaña con una toalla pequeña. Se dirige al salón. Coge el mando de la mini cadena y pone su canción favorita del CD que compró ayer, la número 12 exactamente. La melodía empieza a sonar por los cuatro altavoces situados en las esquinas. Se acomoda en el sofá y disfruta del momento. Se relaja, estira los brazos hacia arriba y vuelve a sonar el teléfono. Suspira. Se da prisa por bajar el volumen de la música y consigue llegando a tiempo a contestar. Es él, Alberto. Se muerde el labio inferior y sus mejillas se vuelven de color rojizo. Se pone de la misma manera en el sofá y cierra los ojos. Al abrirlos levanta la mirada hacia el techo mientras se acaricia la pierna izquierda con el pie de la otra. Escucha con interés las palabras del chico. Cuando han terminado se despiden con un "hasta luego" muy cariñoso.


20:30h

Hace una hora que se ha vestido. Para esta ocasión se ha puesto un vestido negro que le llega a las rodillas, unas medias finas de color carne y unos zapatos negros de tacón. Se acerca al espejo y se maquilla. Un poco de base, colorete, la ralla en los ojos de color negro para resaltar el color miel del iris y un toque de pinta labios no muy fuerte. También se acuerda de ponerse un poco de perfume del bueno. Ya está lista. Pone el móvil en el bolso, un paquete de pañuelos de papel y el pinta labios por si acaso. Todo preparado. Coge el abrigo del perchero colocado en el recibidor y las llaves. Se dirige a abrir la puerta cuando llaman al timbre de esta. La abre. Es él.


22:00h

Ha improvisado una cena sin olvidarse de los detalles que tenía que tener la velada. Unas velas en el centro de la mesa y la lámpara situada al lado del sofá encendida, pero muy tenue. Alberto no parece que esté muy bien. Abre una botella de vino y es él quien la sirve. Le mira fijamente. Preocupada.


23:40h

Ainhoa ha dejado que se quedara a dormir al chico en la habitación contigua a la suya. No ha tardado mucho en hacerlo. Son momentos difíciles para él. Necesita descansar, piensa.

Ella también está algo agotada. Se desnuda y se pone un camisón. Son días duros los que cruzan, pero mañana el sol puede volver a brillar para los dos. Se acuesta y queda sumergida en un sueño. Un sueño que no le durará mucho...

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