viernes, 4 de marzo de 2011

Una llamada (p.2)

01:53h

Hace días que lo planean. Saben que allí vive una hermosa chica. Muy despacio y sin provocar ningún ruido abren la puerta del piso. Todo está en silencio. Parece que no se ha enterado nadie. Tras cruzar la sala pasan al pasillo donde ven una puerta medio abierta, se acercan y se percatan de que es una habitación. Allí está la chica de unos veinti pocos años tumbada en la cama con un camisón de seda fina. Los dos individuos se miran y sonríen con malicia. Uno se acerca lentamente y estira la sábana con la que está tapada.


02:03h

Sus ojos se abren lentamente. Está tranquilo en casa de ella. Le vienen frases que han intercambiado en la cena. ¿Por qué me habré despertado?, piensa. No oye nada. Parece que está todo perfecto. Se gira de lado para volver a conciliar el sueño hasta que un golpe, algo que ha chocado en una madera, rompe el silencio. El corazón le palpita muy rápido y sus sentidos se vuelven más sensibles. Otra llamada.


02:18h.

Dejo esta grabación en el móvil por si llega la policía y no hay nadie para contarlo. Son dos hombres que han entrado en casa de Ainhoa alrededor de las dos de la madrugada. Están en su habitación. La tienen amordazada. Oigo desde aquí sus gritos de desesperación. Saldré a por ella. Puede que no salga vivo de esta, pero lo intentaré.


02:22h.

Joder, ¡qué mierda de tía! – La empuja con malicia por los hombros. Ainhoa no tiene fuerzas para quejarse – Cómo se resiste. Cógela de las manos y ¡cuidado que no se destape la boca o alguien nos oirá!

¡Shhhh! ¡Cállate tío! ¿Has escuchado eso? Ha sido como... si una puerta se abriera... Voy a mirar qué pasa... ¡Y tú estate quieta de una vez, zorra!


02:25h.

A Ainhoa le caen las lágrimas como no le han caído en toda su vida. No sólo por la bofetada que acaba de recibir y por lo que le está pasando en estos momentos, sino porque no quiere pensar qué le ocurrirá a Alberto.

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