martes, 22 de febrero de 2011

Gusanos con sabor a vida

¿A qué vino tanta prisa? Maldigo el día en que esa aguja empezó a marcar los segundos de mi vida. Sí, ya puedes correr que siempre coge a aquellos que lo temen, y a los que no.
Llora, grita, ríe. Deja que la locura del no vivir te coma el cerebro hasta dejarlo como el de un mosquito aplastado en el cristal de un coche. ¿Qué te crees? Los demás sufren como tú, por eso no se preocupan ni te preguntan cómo estás, ya tienen bastante placer con su dolor. ¿No te han dicho nunca que si no te mimas no lo hará nadie? Nada, has perdido esa oportunidad... Ahora sólo tienes de tu propiedad un trozo de ropa que te tapa la boca. Ah, no te creas que es un regalo que te he hecho sin conocerte, pero debía hacerlo antes de que esos gritos hicieran explotar mi cabeza.
¿Ves ese cuchillo? Es un regalo de mi madre. Ella acabó con mi padre con él. Decía que la pegaba. No tuve la oportunidad de verlo, qué lástima. Digo, de ver cómo le mató. Ahora hubiese podido practicar contigo, con las ganas que tengo de descuartizar tu cuerpo.
No llores más, no pasa absolutamente nada. Sólo serán unos pinchazos en los brazos y piernas. Después un simple dolor agudo en la barriga.
Hace días que no tengo el gusto de beber sangre. Te daría un poco pero creo que no estarás aquí cuando saque tu jugo. ¿No estás enferma, no? Con esa carita no creo que tengas nada malo. Tengo que seguir con más idiotas que no aprovechan la vida y no me gustaría tener algo raro y palmarla.
Mira, te enseño mi nevera. Está vacía. Como te he dicho hace días que no descuartizo a nadie. Es una mala costumbre porque te olvidas durante un tiempo, hueles la sangre y vuelves a caer, y con más ganas. Ah, por si pensabas que les daría tal placer a los gusanos de comerte, que te hagan sufrir mientras te trituran por dentro, estás equivocada. Demasiada hambre hay en el mundo como para regalar la carne a otros.
Ahora, no te muevas; ya te he dicho que son unos pinchacitos de nada, te lo prometo. Hacemos una cosa... Si te tranquilizas te quito la venda de la boca y te doy una oportunidad. Así, mejor. Ahora saca la lengua. Si no la sacas te cortaré los dedos de las manos a tiras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario