jueves, 25 de noviembre de 2010

Queda el recuerdo


Mauro. Así le llamaron a partir del día 15 de enero de 1910. Sí, mi abuelo. Mi querido abuelo leonés. Quien cuidó de mi los primeros dos años de vida junto a mis otros abuelos. Pero él era especial. Él era el abuelo que muchos desearían tener. Almenos tengo ese recuerdo de cuando me llamaba e iba corriendo a tirarme encima suyo, a ver los torines que tanta nostalgia le provocaba verlos en la televisión. No sé si eso es real, pero cuando más lo necesitas esos recuerdos te sacan una sonrisa y alguna lágrima que te hace sentir bien.
Reflexionar sobre aquello que perdemos es un buen ejercicio para volvernos más fuertes cuando lo pasamos realmente mal. Quizás desearías que existiera alguien especial como para compartir la felicidad y el dolor pero terminas dándote cuenta que eso no existe, tienes que cargar con el peso tú solo y afrontar la realidad.
Desearía haber podido disfrutarte más, compartir conversaciones, aprender cosas de tu pasado... pero no hubo tiempo. La llama se apagó y la historia dejó de ir por su cauce. La vida dio un vuelco y de ahí, una nueva historia por contar. Aquella que no conozco y no conoceré nunca, pero aquellas que salen de mi cabeza tengo que agradecértelas a ti. Por hacerme reflexionar sobre la vida y aquello que merece la pena.
Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario